A pesar de la crisis que azota a nuestro país, los particulares siguen poniendo sus miras en la Bolsa. Sin ir más lejos el pasado año 2012 invirtieron en ella 16.000 millones, con una inversión total de 100.000 millones y unos dividendos considerados como los más jugosos de Europa.
En cifras más concretas, el peso de las familias en el mercado español de renta variable creció en torno a un 17%, dentro de la confianza que supone la futura recuperación de los precios que el mismo Gobierno español viene avalando en las últimas semanas.
La participación de las familias a la hora de invertir en divisas sigue creciendo paulatinamente, curiosamente desde el 2008, año en el que comenzó la crisis. A pesar de todo, al cierre del año pasado las cifras suponían un máximo histórico desde diciembre del 2003, aún lejos del 37,4% de participación con el que acabó 1999.
La política de remuneración al accionista, el ajuste a la baja de las cotizaciones durante la crisis, los procesos de refuerzo del capital o los recursos propios de las entidades financieras y no financieras o la huida del sector inmobiliario son algunas de las razones que se barajan para la entrada en Bolsa de estos pequeños inversores.
Lo cierto es que, a pesar de todo, siguen siendo los inversores extranjeros los que se mantienen a la cabeza, especialmente a partir del segundo semestre del 2012, cuando se superaron las principales tensiones de los mercados financieros españoles.
Por último, y según los datos recogidos, las familias participan en la Bolsa española bien mediante filiales o a través de fondos. De estos últimos se estiman unos nueve mil fondos de inversión y pensiones.