Los mercados de futuro son contratos que garantizan el precio futuro de transacciones de compra y venta de productos agrícolas, metales preciosos, instrumentos financieros, divisas o cualquier producto volátil en su precio y de alta demanda.
Un productor de trigo o café cuya cosecha se va a realizar unos meses más adelante, prefiere realizar un contrato a futuro para fijar un precio que le resulta rentable, y no correr el riesgo que en momento de vender se vea presionado por un precio menor.
Lo mismo ocurre con los compradores de materias primas que con estos contratos garantizan un precio fijo del suministro y no corren el riesgo de alzas o descensos del costo en el futuro.
En este tipo de mercados intervienen los beneficiarios directos del contrato, quienes desean protegerse de la variación de precios en el futuro, sea para comprar o vender productos, mercancías o títulos y valores.
También participan los inversionistas a quiénes los motiva las inversiones en el resultado financiero y la oportunidad de ganar dinero gracias a la volatilidad en los precios de las mercancías ofrecidas. Para completar el panorama, intervienen los corredores de bolsa o intermediarios, que facilitan el acceso a las bolsas de valores o bolsas agropecuarias.
Para efectos de prevenir contingencias propias de los bienes transados, como pérdida de cosechas, retraso de las mismas por condiciones climáticas, escasez del producto, alza exagerada de los precios, y otras los contratantes exigen avales, seguros y garantías para evitar hechos inesperados que les genera pérdidas imprevistas.